Aznar en El Ejido

La visita de Aznar a El Ejido también tiene esa carga simbólica de la que hablábamos anteriormente; solo esperamos que no mienta, pero eso va a ser muy difícil, decir la verdad sería letal para el Partido Popular

aznar el ejido
Aznar en El Ejido

Si escribimos en el buscador ‘José María Aznar  El Ejido’, así juntos -además de las noticias recientes sobre su acto de campaña el martes, junto al procesado alcalde de El Ejido, Francisco Góngora Cara, y el más que ‘comprometido’ por las informaciones que van a apareciendo, Javier Aureliano García, actual presidente de la Diputación de Almería y candidato número 1 de urgencia al Congreso del PP por Almería, vinculado en principio al Caso Facto Almeriense por su viaje presuntamente pagado por esta empresa a Milán-, Google nos retrotrae ni más ni menos que a febrero de 2000.

¿De verdad que no hay ninguna otra vinculación de Aznar con El Ejido salvo esa? ¿No hubo ni siquiera alguna que otra visita para pedir el voto? Es difícil de creer. Algo más habrá por ahí. Un municipio que ha procurado un voto tan fiel al PP, hasta las elecciones andaluzas pasadas, y que ha garantizado el control de la Diputación de Almería a los populares en numerosas ocasiones, no ha podido pasar tan inadvertido para el autor, junto con Rodrigo Rato, del ‘milagro económico español’ entre 1996 y 2004. Si alguien conoce otro vínculo, que se pronuncie, por favor.

Bueno, pero si investigamos lo suficiente podremos encontrar probablemente que esa extraña ignorancia infligida al motor económico almeriense se canjeó por abundantes inversiones y hasta privilegios hacia el municipio de El Ejido, privilegios de esos de los que es mejor no hablar para no sembrar la envidia de los vecinos. Bromas e ironía aparte, pocos municipios han podido ser tan maltratados como El Ejido por el PP nacional y regional, que parece que daba por pagados los servicios con la exención de inspecciones.

Lo que sí parece seguro es que nadie podrá sostenerle la mirada a Aznar y decirle eso de ‘la derechita acomplejada’ por los casos de corrupción que afectan a sus compis de mítin, y, por tanto, incomodidad ninguna por compartir escenario con el alcalde de El Ejido, procesado por dos delitos que se pueden ampliar en breve a tres, y otro, el candidato número 1 en la lista del PP de Almería, al que todos creíamos cómodamente instalado en Diputación, y al que alguien ha recomendado aforarse, y con urgencia, por el asunto de su viaje milanés presuntamente pagado por Facto, más lo que pueda ir surgiendo.

A nadie se le escapa, pues, que José María Aznar viene a El Ejido a hablar de inmigración y de su magnífica, desacomplejada y ejemplar actuación, no ya durante los Sucesos de El Ejido propiamente dichos, sino en los años previos y posteriores. Como bien se dice en otro artículo publicado o a punto de publicarse en El Comercio de Almería, en 1998 ya hubo varios sucesos que señalaban que la convivencia se estaba deteriorando en El Ejido y que fueron aireados entre otros por el escritor Juan Goytisolo. Igual, en su charla del martes, Aznar presume de haber cesado fulminantemente al entonces ministro de trabajo, señor Pimentel, pero no hace mucho un prestigioso periodista sevillano contaba a esta redacción que el verdadero y más importante motivo del cese de Pimentel no fueron los Sucesos de El Ejido ni las desavenencias con el antiguo alcalde Juan Enciso, sino otros asuntos en principio menos honorables. Y es que hay mucho que aclarar sobre aquella época y aquellos sucesos, que necesitan de un análisis histórico pormenorizado y desprejuiciado ya.

Aunque todo aquello fue el germen de lo que después supuso la escisión del PP ejidense, tras múltiples encontronazos por el control de PP almeriense, la creación del PAL, la Operación Poniente, la caída de Enciso, ambas provocadas por el PP de Arenas, y el ascenso definitivo y fulgurante de Gabriel Amat hacia el estrellato y la posterior sustitución de El Ejido como segundo municipio más poblado de Almería por Roquetas, ya después de la Restauración pepera y bajo el imperio de Paco Góngora, para algunos ejidenses críticos, en realidad un virreinato controlado por Amat.

Pero volvamos a lo que Vázquez Montalbán llamó en su día la Aznaridad. Hagamos memoria. El abuelo de Aznar, vasco y del PNV en su día, acabó de periodista apologético de las ruinosas guerras coloniales en Marruecos y en particular de un joven general africanista conocido como Franco. Aznar siempre pareció tener cierta obsesión con Marruecos, de ahí la escalada diplomática que acabó en el incidente militar de Perejil en 2002 y que comenzó con la llegada de Aznar a la presidencia del gobierno de España y de Mohamed VI al trono de Marruecos en julio de 1999, que demostró en cierta manera lo sola que estaba España a pesar de su pertenencia a la OTAN, y la posterior obsesión por el rearme por parte de Aznar.

Toda aquella tensión afectó y mucho a sectores estratégicos españoles como la pesca, la industria armamentística, la energética, la construcción, etc., pero también afectó, y no poco, a nuestra agricultura intensiva almeriense y a nuestra propia vida.

Durante la primera legislatura de Aznar, en la que gobernó gracias a la CiU de Jordi Pujol, hubo un importante recorte del gasto público que afectó notablemente a las fuerzas de seguridad del estado, particularmente a Policía Nacional y Guardia Civil, que se vieron muy reducidas en número de efectivos por el sencillo método de no cubrir las bajas y las jubilaciones, algo que afectó también al control de fronteras. Pero es que la demanda de mano de obra en los invernaderos de El Ejido y de toda Almería no paraba de crecer. Recordemos que adoptamos el euro en enero de 2000, algo que hizo aflorar mucho dinero negro en los años anteriores y que en parte se invirtió en adquisición de tierras y la posterior construcción de invernaderos.

Al flujo habitual de trabajadores inmigrantes que buscaban una vida mejor se unió sorpresivamente en aquellos años de ‘escalada diplomática’ entre España y Marruecos un contingente importante de inmigrantes con las facultades mentales alteradas y parece que un buen número de delincuentes habituales deambulando por El Ejido hasta ese momento inédita en el municipio, algo que pueden corroborar tanto vecinos como trabajadores sociales del ayuntamiento que avisaron del problema y que se vieron impelidos a dedicarse a facilitar las cosas exclusivamente ‘a los nuestros’, y que por supuesto niegan hasta el delirio algunos ‘idealistas’ alérgicos a la realidad. ¿De dónde salieron tan súbitamente tantos enfermos mentales y tantos presuntos delincuentes habituales? Algunos dicen que fue una nueva forma de presión diplomática por parte del nuevo rey de Marruecos al entonces nuevo gobierno de Aznar, vía desalojo de manicomios y cárceles y embarque hacia la península. Aquello sí que fue presión migratoria, y no lo de ahora.

Pero si los magrebíes ya por aquella época buscaban preferentemente El Ejido, los subsaharianos buscaban preferentemente Madrid u otras grandes ciudades españolas, todos con la vista puesta en Francia u otros países europeos. Si los taxistas más o menos legales del Campo de Gibraltar decían en aquella época que los recién llegados les decían ‘El Ejido’ y sacaban los billetes y pagaban el viaje con antelación, muchos subsaharianos, mientras tanto, se preguntaban quiénes eran esos señores tan amables que les daban un billete para Roquetas o les decían que en Almería había trabajo. Eso no es un mito, ni una leyenda urbana, esa es una realidad que todos conocemos y que hizo subir muchos enteros a Gabriel Amat en el PP por sus favores y que forjó para siempre su amistad con Arenas en aquella época. De la misma manera que la apertura de fronteras con la Europa del este y la demanda del sector de transporte por carretera en Almería, de construcción y de servicios atrajo a multitud de rumanos y búlgaros, y la amenaza de huelga general de los trabajadores marroquíes tras los Sucesos de febrero de 2000 en El Ejido propició la llegada bastante inmediata y sorpresiva de importantes contingentes de ecuatorianos, colombianos y de otras nacionalidades hispanoamericanas, algunos dicen que ‘movilizados’ por los servicios de inteligencia.

Fue por tanto en aquellos años del gobierno de Aznar cuando se consolidó la gran masa de trabajadores inmigrantes en El Ejido y en toda Almería, que llegó a su clímax con la burbuja inmobiliaria y con la regularización de cientos de miles de trabajadores ya con Zapatero como presidente del gobierno, tras los atentados del 11-M en Madrid.

Va a ser interesante lo que nos cuente Aznar en El Edén. El entonces dueño del Edén, por si no lo saben, era el suegro de Encarnación López, la joven que vio su vida truncada al cruzarse con un perturbado magrebí que le intentó robar el bolso y que le clavó una navaja, uno de sus hijos se iba a casar con ella, pero es que el presumible candidato de Vox en El Ejido es hijo de uno de los agricultores asesinados por otro magrebí, creo que también perturbado, al que algunos de Vox le afean que a pesar de su pasado defendiera como abogado a un marroquí supuestamente secuestrado y agredido dentro de una nave industrial que le costó años de cárcel a dos empresarios.  

¿Toda esta carga simbólica puede ser casual? Todo parece buscado y hasta rebuscado, de manera que alguien parece que quiere sacar rédito político de la resurrección de los sucesos del 2000 y de la actual decadencia de El Ejido. Los primeros, los propios gobernantes del PP de El Ejido, que ahora quieren achacar la disminución de la población a sus exigencias legales con los inmigrantes, cuando en realidad se van bastantes más españoles del municipio que extranjeros, los mismos que incluso idearon una campaña a primeros de septiembre, después de que algunos ‘infiltrados’ azuzaran el avispero durante todo el verano, para culpar a los inmigrantes de la suciedad de El Ejido, hasta que se vieron sobrepasados por la realidad y por el auge de Vox en las elecciones andaluzas.

¿Nadie se ha preguntado que más que la falta de librerías (que si las entendemos como librerías ‘de fondo’ como las que hemos podido disfrutar en la capital en ese espacio mítico que formaban la plaza del mercado, la Picasso y la Cajal, con los bares cercanos, no han existido jamás en El Ejido, como bien decía Llamazares en un artículo en El País que algunos quisieron convertir en el nuevo Quién te ha visto y quién te ve, de Juan Goytisolo, y con el que quisieron agitar ridículamente de nuevo el orgullo local), lo que realmente da proporcionalmente más alas a Vox en El Ejido que en otros sitios no es más ni más ni menos que la mala gestión del PP y la deuda descomunal unida a las altísimas tasas y a los pocos servicios y a la impresión de que todo se viene abajo en una economía casi exclusivamente agrícola ya madura y con posibilidades de crecimiento cuantitativo escaso, unido todo a una cierta incertidumbre y a una escasez de confianza, aliado todo ello, eso sí, a unos valores culturales ultraconservadores que se pueden volver en contra antes de lo que parece y que se antojan colectivamente erróneos y hasta contraproducentes?

¿Nadie ve que lo que hay en El Ejido es un montón de gente cabreada en la derecha, en el centro y en la izquierda, que las mentiras de Paco Góngora y su gobierno ya no cuelan, que posiblemente la Junta gobernada por las derechas siga tan inoperante para esta provincia como la anterior, que ya es hora de ponernos de verdad a decir las cosas claritas?

La visita de Aznar a El Ejido también tiene esa carga simbólica de la que hablábamos anteriormente; solo esperamos que no mienta, pero eso va a ser muy difícil, decir la verdad sería letal para el Partido Popular.

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