El director general de Planificación y Recursos Hídricos de la Junta de Andalucía, Fernando Delgado, ha visitado hoy las explotaciones agrícolas que se encuentran afectadas por el constante crecimiento del nivel del agua en la Cañada de Onáyar, en Matagorda, acompañado del alcalde de El Ejido.

Durante el recorrido, Fernando Delgado ha podido comprobar de primera mano el grave problema que está generando a los productores de la zona la subida continuada del acuífero superior, que se agravará si no se toman medidas y no dejará de ser un problema si las medidas no van a la raíz del problema.

Góngora, alcalde de El Ejido, ha insistido en que “se trata de una cuestión de urgencia, ya que el crecimiento paulatino de la bolsa de agua está poniendo en serio peligro la productividad de las infraestructuras agrarias y, por tanto, la economía de muchas familias”. Por todo esto ha pedido que se autorice a la Junta Central de Usuarios del Poniente la extracción de agua del acuífero superior.

El director general ha departido con los propietarios de los invernaderos, quienes les han explicado las dificultades a las que se enfrentan durante la campaña para poder sacar sus cultivos adelante, viéndose obligados a instalar sustrato hidropónico sobre bloques de hormigón al estar el suelo anegado por el agua que supura el terreno.

El alcalde de El Ejido ha explicado que la idea es poner en marcha una serie de sondeos que permitan el bombeo de un volumen suficiente de agua para poner coto al afloramiento subterráneo proveniente del acuífero superior que está provocando la inundación de caminos y explotaciones adyacentes.

Aunque Góngora lo que propone es una extracción de una determinada cantidad de agua del acuífero superior, Fernando Delgado quiere que quede acreditado que la nueva captación de agua del acuífero superior va a suponer una reducción en el mismo volumen de agua extraída del inferior, que es el acuífero sobre el que se sitúan las explotaciones agrarias afectadas de la Cañada de Onáyar, dado que, existe la posibilidad de que la extracción de agua en el acuífero superior no repercuta en una disminución del mismo volumen en el inferior, porque se dé la circunstancia de que el agua del acuífero superior tome otros cauces subterráneos diferentes.

Llama la atención que no se mencione lo que podría suponer una solución definitiva a este y otros problemas a partir de la recogida del mayor volumen de agua posible en las propias fincas bajo plástico de la zona norte del municipio y la conducción de las mismas a balsas o pozos perforados ex profeso, que por un lado, en el caso de las balsas, ahorraría una ingente cantidad de agua al agricultor, y por otro, en el caso del filtrado del agua al acuífero superior, evitaría su deterioro y la pérdida de calidad del agua por salinización. Lo que ocurre ahora, ni más ni menos, es que las aguas que caen sobre la superficie impermeable de los invernaderos corren libremente por caminos, ramblas y torrentes y se depositan en buena parte en las zonas a cota más baja sobre nivel del mar, caso de la Cañada de Onáyar, afectada como en el caso de la Balsa del Sapo por anteriores extracciones de tierra, que acaba filtrándose al acuífero inferior, que al subir de nivel provoca las inundaciones en los invernaderos.