Las columnas de Melkart: Izquierdas versión Beta

Con este artículo comienza su andadura en El Comercio de Almería, con sus 'columnas' sobre política andaluza, el incisivo Melkart, buen conocedor de los entresijos de la política autonómica

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Las columnas de Melkart: Izquierdas versión Beta

En política solo hay una cosa que cohesione más que el poder: el dinero. Mientras cualquier crisis en los grupos políticos de derechas se hace, por lo general, más llevadera por la abundancia pecuniaria que permite sostener estructuras de partido mastodónticas y poder institucional, a veces con dinero privado y a veces con dinero público, y aunque se vendan ERES que en realidad solo son renovaciones de personal, caso del PP, las dificultades para sostener sedes y personal no son ni parecidas que en formaciones como IU, que tienen que acabar con la carrera política de líderes como Antonio Maillo, que vuelve a sus clases de latín, por no garantizar el sostenimiento económico de su formación, mientras sus militantes, los mismos que durante años han tirado a degüello a todo lo que se movía, particularmente del centro a la izquierda (la lucha contra la derecha se les suponía, pero a veces solo eso, se les suponía) piden la unidad, aunque no sume, invitan a la reflexión (que suelen ser siempre las misma: quejas y melancolía) y exigen que se corten cabezas. Lo que más le gusta a un buen izquierdista es que sus líderes hagan autocrítica, que es la forma eufemística de exigir que rueden cabezas.

En concreto Cs y Vox asumen su papel subalterno y complementario y dejan que se infiltre gente del PP, como podemos observar estos días, hasta la conformación de la nueva mayoría natural unificada, pero hasta entonces el PP mantiene sus cuotas de poder magníficamente a pesar de perder millones de votos en Andalucía y en toda España, algo que presagia un largo gobierno de derechas en la Junta de Andalucía. 

Nadie parece creer que no hay tanta atención hacia la política como para que exista una sincronía tal que las causas actuales provoquen efectos inmediatos: la izquierda no funciona así. Tampoco se tiene en cuenta que el entorno mediático y social ha podido desincentivar el voto de izquierda porque para eso está el poder real, el dinero, la ingeniería social, la democracia popular e instantánea de las redes sociales, en las que vale lo mismo un eructo o un rebuzno que una reflexión razonada, el big-data, los trackings diarios en periodo electoral, las infiltraciones en otros partidos, el espionaje y los acuerdos bajo cuerda: para desincentivar el voto de la izquierda y de las alternativas políticas de cambio real en general.                                                                                     antonio maillo

Dicho lo cual convendría reflexionar seria y valientemente sobre si es sostenible el discurso épico y poco pragmático de la izquierda a la izquierda del PSOE, si son compatibles el modelo patrimonial del PCE, con sus sedes en propiedad y sus ‘derechos históricos’, con la inmaterialidad de Podemos y su peculiar proyecto multimarca. Las marcas y los isotipos y logotipos están para algo, son la nueva heráldica, y no se puede estar confundiendo a los consumidores constantemente, ni exigiéndoles una atención exagerada y un ímprobo esfuerzo en su reconocimiento. Es así de simple. Otra cosa que igual le conviene plantearse a la izquierda es si su hardware, el hardware de izquierdas, cuyo epítome es IU, es ya compatible con el software de izquierdas, digamos Podemos, o no. O si Podemos y sus confluencias y divergencias debería dejar de sacar al mercado electoral constantes versiones beta que solo confunden a su electorado.

La izquierda por lo general, incluido el PSOE, va dos pasos por detrás en cuanto a nuevas estrategias electorales y uso de nuevas tecnologías. El mérito del PP, de Ciudadanos y de Vox consiste básicamente en hacerle caso a los poderes que les recomiendan tal o cual método o tal o cual empresa de ingeniería social; nada más, solo eso. En concreto Cs y Vox asumen su papel subalterno y complementario y dejan que se infiltre gente del PP, como podemos observar estos días, hasta la conformación de la nueva mayoría natural unificada, pero hasta entonces el PP mantiene sus cuotas de poder magníficamente a pesar de perder millones de votos en Andalucía y en toda España, algo que presagia un largo gobierno de derechas en la Junta de Andalucía.    

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