Pedro Manuel de la Cruz y el realismo mágico almeriense

La Vox de Almería

Matarí, Paco Góngora, Pedro Manuel de la Cruz y Rivera

Escribía hace unos días Pedro Manuel de la Cruz, director de La Voz de Almería, uno de sus artículos preñados de realismo mágico almeriense en el que comenzaba citando a un ‘importante dirigente del PP’, que a mi juicio muy bien podría ser Paco Góngora, que vamos a intentar interpretar exegéticamente como es debido más adelante. No parece difícil tampoco adivinar el contexto y el espacio físico en el que se dijeron esas palabras de Góngora: antes, después o durante los fastos de los Premios de la Agricultura organizados por Novotécnica que se celebraron en el patio de luces del Ayuntamiento de El Ejido, que premiaron al propio Ayuntamiento de El Ejido, como no podría ser menos, y a Frutilados del Poniente, un proyecto sobre el papel que hace mucho que debería haber sido una realidad.

Lo que pudo costar a todos los ejidenses tan magna celebración de promoción interior de nuestros propios productos y empresas no lo sabemos, pero es seguro que se fue un buen pellizco de los más de 230.000 euros adjudicados a gastos de prensa en este recién aprobado presupuesto, y que, a buen seguro, se fundirán antes de que la próxima corporación tome el relevo ahora que los patrocinadores privados del PP están huyendo.

Pero vamos a dejarnos de especulaciones, seguramente erróneas, y vayamos a la reproducción total y completa (incluidas faltas y anacolutos) del entrecomillado extraído del artículo de La Voz de Almería. Ponemos en negrita lo más relevante:

Nosotros no apoyaremos, ni por activa ni por pasiva, que VOX llegue a tener la alcaldía de El Ejido; si este partido fuera el mayoritario, que no lo va a ser, la gente es muy sensata y una cosa fue el desahogo de las andaluzas y otra las municipales, pero, ya te digo, si ellos fueran el partido mas votado, nunca respaldaríamos esta opción. Antes pactamos con cualquier otro; menos Podemos claro. Si VOX llegara a tener un alcalde en ese municipio la agricultura almeriense estaría sentada sobre una bomba permanente. Su visión de la inmigración y sus soluciones para corregir los problemas, que existen, es tan simplista que cualquier tensión – que las hay, eh, como en todas partes, como en todas las ciudades españolas con ese nivel de inmigrantes-, podría ser utilizado para que estallara un conflicto aún mayor y de difícil control. Pero si esto ya generaría una situación más que complicada, el municipio se convertiría, por la noticia de que la extrema derecha se haga con la alcaldía, en un atractivo mediático que atraería como un imán, no solo el interés de los medios nacionales, sino el de las televisiones, los y las redes sociales de los países donde nuestra agricultura tiene sus mercados. Y eso es incontrolable. Porque vendrían, como lo han hecho hasta ahora, pero, a partir de esa circunstancia con mayor intensidad, para dar una visión totalmente sesgada, parcial e injusta de lo que es El Ejido. El consumidor de hoy es muy sensible a determinadas circunstancias y si esas circunstancias se exageran o, directamente, se inventan, estaríamos en el inicio de una espiral que no sabemos dónde puede acabar, pero, seguro, que nada beneficiosa para los intereses de la provincia.

Cualquiera diría, vulgarmente, que a Paco Góngora lo único que le importa es salvar su culo, porque no para de incluir la premisa ‘si el alcalde es de Vox’, con lo cual lo que realmente dice es: si yo no soy alcalde de El Ejido de nuevo sobrevendrá el apocalipsis y nos echarán de Europa. Eso como mínimo.

Juan José Bonilla, candidato de Vox en El Ejido

Las empresas californianas especializadas en productos organic (los que consumen preferentemente las clases medias y altas de ideología ‘liberal’, es decir, de centro-izquierda, que creen en el cambio climático y tienen conciencia ecológica), saben que en su mayoría son trabajadores inmigrantes ‘ilegales’ los que sacan adelante las cosechas de sus frutas y verduras preferidas, y por lo general, a estos consumidores, que saben que las condiciones de trabajo no son ni medianamente normales, les importa bien poco.

Si bien es cierto que en Europa las cosas están cambiando muy rápidamente y no conviene descartar que empiece a convertirse en un problema arrastrar una ‘denominación de origen negativa’, o una marca desprestigiada por la escasa sensibilidad social y laboral de la empresa o el territorio en general, eso es cierto, pero lo que dice el todavía alcalde de El Ejido es un poco exagerado y adelanta, por conveniencia, al menos 10 años el proceso.

Paco Góngora exagera simplemente porque le conviene crear esta disyuntiva: ‘o yo o el caos’, y quiere que esa idea trascienda, pero tengo serias dudas de que sea capaz de repetir este entrecomillado de más arriba a viva voz en un mitin de campaña en el Restaurante El Edén, por ejemplo. Cosa bien distinta es que se repartan pasquines con esto mismo, encargue grafitis contra Vox o se lleve la buena nueva del apocalipsis agrario puerta a puerta.

Por supuesto que aceptaría encantado el apoyo de Vox si el PP fuese finalmente la lista más votada, pero en ese caso la agricultura y los intereses de la provincia no se verían resentidos. Qué mejor garantía para la buena imagen de El Ejido que continúe como alcalde Paco Góngora, pese a su imputación y su procesamiento por dos o tres delitos de nada.                                                                                                      

Corrió un rumor, cuando Javier Aureliano García Molina se empeñó en desplazar a Paco Góngora y poner en su lugar a Ángel Escobar, que venía a decir que Góngora ya había llegado a determinados acuerdos con otros partidos, posibles alianzas para el caso de que se viera forzado a escindirse del PP, alianzas que, se han reforzado después de los resultados de autonómicas y generales y de que se afiance la amenaza creciente de los ‘caminantes verdes’, un color muy relacionado con la agricultura, como dijo elogiosamente Fran Fernández, locutor de Onda Cero El Ejido, en una entrevista a Bonilla, el candidato de Vox.

Ángel Escobar

No hace mucho, varios emisarios llevaron a las diferentes formaciones que componen actualmente la oposición en El Ejido el siguiente mensaje: ‘hay que crear un cordón sanitario en torno a Vox’. Me dicen que alguien le recordó la condición de imputado y procesado de Paco Góngora al mensajero, y habló de que el primer cordón sanitario habría que empezar a aplicárselo al actual alcalde. A Pedro Manuel de la Cruz parece que también se le ha olvidado ese pequeño detalle, pero es normal, dada la prodigalidad de Góngora con el dinero ajeno y la generosidad del ayuntamiento con el grupo Novotécnica, Onda Cero, Ide@l y otros. El realismo mágico almeriense tiene estas cosas, que a veces usa instrumentos narrativos algo facilones, flojetes y fácilmente desmontables, pero es frecuente que cuelen en una sociedad como la almeriense, tan habituada a las mentiras piadosas.

El artículo de Pedro Manuel continúa con sus confidencias y, sin citarla, hace aparecer a la alcaldesa de Níjar, Esperanza Pérez, que tiene como compañeros de gobierno a Izquierda Unida, y que, según nos cuenta el veterano periodista, crea un cierto paralelismo entre Vox y el sindicato SAT-SOC y Podemos, asunto que vamos a dejar para un próximo artículo, con bastante menos protagonismo del director de La Voz de Almería, en el que se van a poner en la misma balanza, pero en platillos distintos, el maduro, aunque inestable, modelo económico, agrario y social del Campo de Dalías, y el presente y futurible modelo de los Campos de Níjar.

Continúa después Pedro Manuel de la Cruz hablando de resultados de este u otro municipio (aunque no nombra a Balanegra, el de porcentaje de votos más alto hacia Vox, ni a Almería, una de las capitales de provincia con mayor apoyo a la formación de extrema derecha), y elucubrando sobre la dificultad de los pactos y, aunque lo omite, de las dificultades extra que tendrá seguir sacando un porcentaje de ingresos que algunos maledicentes cifran en el 80%, de las arcas públicas de su amada provincia de Almería, y de la Junta.

Esperanza Pérez, alcaldesa de Níjar

Pero vayamos al corolario del director de La Voz de Almería, que también se podría considerar la moraleja final de este cuento, en el que cachos como hojas de tocino de la realidad mágica almeriense se nos sustraen por responsabilidad hacia la provincia y su sistema político y productivo, bosque del que el veterano periodista es guardián mayor. Dice Pedro Manuel: ‘Así las cosas predecir (sic) cómo sería el dibujo político de la provincia el día después de las elecciones municipales del 26 de mayo es tan incierto que cualquier predicción (sic) sería temeraria. Todas las hipótesis están abiertas. Lo único que hay que esperar es que quienes dirigen políticamente la provincia tengan la suficiente responsabilidad para no construir el futuro recorriendo un camino que solo nos conduciría al pasado.’ ‘Y cualquier tiempo pasado solo fue anterior, nunca, nunca mejor. Conviene que nadie lo olvide’.

Paco Góngora y Juan Enciso

¿A qué pasado se refiere Pedro Manuel de la Cruz? ¿Al pasado franquista en referencia a Vox, al pasado guerracivilista de los dos extremos? ¿A un pasado en el que La Voz de Almería se llamaba Yugo?

¿O a un pasado más cercano en el que un partido ‘incontrolado’, el Partido de Almería, desde el Poniente, distrito electoral de Berja, se hizo con el control de Diputación y el municipio de El Ejido y desestabilizó a todo el PP durante un tiempo hasta la llegada de la Operación Poniente? ¿Acaso le contó Paco Góngora a Pedro Manuel que ‘hombres de ese pasado que no se nombra’ controlan o dicen controlar Vox e incluso Ciudadanos en El Ejido y que su salvación podría venir a través de un pacto con el PSOE y otros a partir de la ingeniosa idea del ‘cordón sanitario’ y que a muchos de los concejales electos no les importará dejar sus siglas atrás si pueden tocar poder?   

Rafael Hernando y Paco Góngora

A Paco Góngora en los últimos días, y saltándose el debido respeto institucional, que también es una pena, lo están llamando ‘trolas’, ‘trilero’, ‘trápala’ y otras aliteraciones parecidas, y no sin cierta justicia: cuando tenga los resultados electorales en las manos, Góngora actuará en consecuencia solo y exclusivamente con la intención de agarrarse a su sillón, y si no puede porque los porcentajes de las generales se mantienen poco más o menos inamovibles, intentará negociar con Vox la posibilidad de compartir mandato, dos años unos y dos años otros, crear una especie de bicefalia y lo que surja, y, una vez agotadas esas posibilidades, intentará el cordón sanitario que anuncia, los Pactos de la Moncloa y hasta el Tratado de Versalles con tal de continuar en la ‘empresa pública’, pero de momento lo único que intenta es desviar votos hacia el PP.                                                                                                                  

Amat, Aznar y Góngora.